Desde una tierna sopa de letras, hasta una muy refinada #sopa de cebolla francesa, esas agüitas saborizadas son parte de nuestra vida desde que nos tienen que cambiar los pañales hasta que nosotros tenemos que cambiarle los pañales a nuestros hijos.
Nos han alimentado desde niños pero muchas veces damos las cosas por sentado por el solo hecho de “supuestamente conocerlo todo” pero vamos a analizar un poco más en detalle una sopa, si, si una simple sopa o en algunos casos, ¡EL COMBUSTIBLE DEL ALMA!
Primero que nada, ¿qué es una sopa?... Culinariamente hablando, una sopa es “…un líquido con sustancia y sabor que en algunos casos posee ingredientes sólidos de pequeño tamaño sumergidos en ella…” ¡CHAN CHAN! (como diría una buena amiga que le encanta ponerle sonido a todo mientras habla) jajajaja pero no miremos lo aparente… ¡OBSERVEMOS LO REAL!
Si abrimos la mente, son cosas maravillosas las que suceden para que una sopa sea llamada así.
Porque el solo hecho de que un poco de agua que puede calmar la sed, luego de dejarse enamorar por el fuego y unos cuantos ingredientes nos regale esa sensación de plenitud que solo una buena sopa, hecha con cariño nos produce, eso mis amigos es magia.
De pollo, carne, cruza´o, pescado, mariscos, vegetales con fideos y cualquiera de las anteriores con huevo (para los más osados), bien calientes o incluso (y saliéndose del enamoramiento del fuego) un gazpacho bien frio y refrescante; todas tienen su momento y sentimiento de recepción en la barriguita… ¿Y cómo es esto? Comencemos por lo más tierno del mundo, una madre primeriza haciéndole una sopita de letras a su hija (claro está, que la abuela de la bebé es el cerebro detrás de ese caldito porque la mamá, al ser primeriza, solo sabe que la sopa de letra, lleva… ¡LETRAS! Jajajaja. Tienes gripe y estás decaído, te sale una sopita de pollo. Estás amanecido de una fiesta, nada como una buena sopa de costilla (por supuesto con un toque de picante y un par de cervecitas bien frías para equilibrar lo caliente de la sopa) ¿será? jajajaja. Un fin de semana romántico con tu pareja y quieres comerte algo que te sostenga y que te de todas las condiciones necesarias para que te aplaudan, una buena sopita de mariscos es lo tuyo y al día siguiente; la respectiva sopa de costilla con su par de cervecitas bien frías jajajaja. Así podríamos continuar por largo rato hablando de las distintas preparaciones y rituales con los que cada uno se toma la sopa…
Comentario aparte merecen el arroz, arepa o casabe y el #aguacate (imagino que más de uno le acaba de sonreír a la pantalla). Este espacio es tan corto que no voy a profundizar en los ingredientes secundarios que adornan a la sopa, solamente haré una pequeña mención de algunos de ellos: yuca, cebolla, papa, zapallo (auyama), chayote, zanahoria y el invitado de honor, el sol dentro de la sopa, el maíz. Y por supuesto, si tenemos al sol; el romanticismo, el terciopelo, el amor, el toque de Dios sin duda se lo dan el ají dulce y el cilantro. A LA FINAL COMO QUE SI EXISTE LA MAGIA, LA ÚNICA DIFERENCIA ES QUE EN LUGAR DE MAGIA SE LLAMA SOPA… UNA SIMP… ¡UNA SOPA #MÁGICA!
José Isabel | Cocinero
Abril 2020
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