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La alegría de un cocinero, ¡es cocinar!

Foto del escritor: José IsabelJosé Isabel

Un #cocinero nace, o al menos, así lo veo yo pero un momento, no piensen que hablo de un "cocinero" eventual. No hablo de un "cocinero" de fin de semana. Ni de uno que le prepara de vez en cuando a sus amigos su platillo favorito (ese que todos le elogian). Esos son respetable, los animo y me alegra que cocinen pero esta vez, me voy a referir a otro tipo de cocineros.



Y quizás, algunos de ustedes se preguntarán, a qué me refiero con cocinero de verdad; todos los cocineros son cocineros, ¿no?. Pues, en esta ocasión, me voy a referir a esos que le dan sabor a las calles de nuestros países. Personas que se levantan mucho antes de que salga el sol y en algunos casos, sus ojos contemplan la luna en la misma jornada de trabajo.


Aquí me aparto de normas sanitarias. Dejo de lado la conformación de empresas formales. Pago de impuestos, derecho de frente, aseo, etc. Solamente, me voy a enfocar en las ganas de superarse. En el deseo de llevar día a día el sustento a sus casas. En las ganas de ofrecer, cada uno desde su trinchera, lo mejor que saben hacer.


Son personas con historia; que han llorado, que han sufrido, que han pasado por momentos muy duros en sus vidas. Circunstancias que en muchos de los casos, los han alejado de su vitrina, que es la calle.

Cuando digo que su vitrina es la calle, lo menos que quiero, es sonar peyorativo. Puesto que esas personas son de carne y hueso. Tienen nombre y apellido. Soportan el calor del sol y muchas veces, corren ante la inclemencia de la lluvia. Muchos de nosotros (a punta de su sazón y carisma) nos aprendemos sus nombres y hasta nos llegamos a saber, algunas de sus historias (por demás interesantes). Más de una, incluyen períodos de tiempo en los que tuvieron que estar alejados de su quehacer diario... Obviamente, ligado a cocinar.


Este punto de vista, queda plasmado de forma muy limpia y cruda en la serie de Netflix, Street Food. Serie que recomendé en la sección de historias destacadas de nuestro perfil de Instagram.

Los relatos, realzan que por encima de madrugar, de trabajar extensas jornadas, de prácticamente tener que hacerlo todo ellos mismos (salvo que cuenten con ayuda extra). Ellos, disfrutan su rutina.


Comprar, procesar, vender, limpiar y repetir día tras día, hasta que sus fuerzas poco a poco se vayan cansando. Eso sí, en la mayoría de los casos, siempre con una sonrisa, un chiste o una historia. ¡Así son felices!

Personas que el cupón de su vida, lo gastan en servir a los demás mientras disfrutan lo que hacen; y siendo así, ese cupón, lo gastarán de la mejor manera posible. Muchas de esas personas maravillosas; simplemente, no saben hacer nada más... Pero lo que hacen, ¡lo hacen muy bien!


Su alegría es cocinar y aunque hayan estado alejados de ese mundo por vicisitudes de la vida, mientras no lo hicieron, soñaban en regresar a ese trajín. Soñaban en volver a pararse antes del sol y con suerte, ver la luna mientras contaban el dinero que trajo el día. Por ello, si eres de las personas que compra cualquier alimento; bien sea, comida o bebida en la calle, la próxima vez, sea aún más amable con ese vendedor. Disimuladamente, dale una palabra de aliento porque quizás esa persona internamente está librando una batalla por estar de pie; eso sí, siempre, siempre, sus cañones serán sus sonrisas.


José Isabel | Cocinero

Agosto 2020

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