De todos los días que conforman la semana sin lugar a dudas, el único que tiene olor propio, con carácter, con sentimiento, con risas, es sí o sí, el #domingo.
Dejemos volar nuestra imaginación y recuerdos olfativos por un momento, tratemos de aromatizar un lunes con un olor a asado… Mmm no; ok, otro intento, que el jueves huela al sancocho de la abuela… Mmm tampoco. Y es que con la velocidad que vivimos hoy en día, poco a poco, nos vamos dando cuenta del valor que tiene el compartir con la familia y, con las personas que más queremos, esos momentos tan especiales. Ese día de la semana que siempre es feriado.
Las horas como que pasan más lentas y las ganas de cocinar para los amantes de los fogones se ponen de manifiesto. Es más, me atrevería a asegurar que hasta nuestros estómagos, saben que es domingo y que lo que le viene es bueno.
Porque no me dirán ustedes que algunas reuniones de domingo no se convierten en una verdadera gozadera cuando llega la hora de prender el carbón para la barbacoa y más de un familiar o invitado, saca sus dotes de pirómano frustrado o mejor aún, cuando los tíos (siempre con algunos tragos de más en la cabeza) “tratan” de encender la madera para hacer una sopa de pescado a la orilla del río. Son de las cosas que sin lugar a dudas te hacen sonreír al recordarlas; sobre todo al revivirlas un lunes que no huele a asado o un jueves que no huele al sancocho de la abuela… Al menos esos días, nos traen los recuerdos y las sonrisas.
Todos nosotros tenemos un olor de domingo, por eso los invito a que vuelvan a ser niños, a que traigan al presente esos olores que sin lugar a dudas, aún hoy hacen salivar su boca. Cierren los ojos y abran los recuerdos… ¿A qué les huele?, ¿a la torta que les hacía su mamá cuando salían bien en el colegio? O quizás (para los que tuvieron la suerte de crecer en las afueras de la ciudad), ¿les huele a una buena carne tiernita asada con leña?. Quizás les huele a salsa boloñesa a los descendientes de italianos o a un arroz a la valenciana a los hijos de españoles o a nosotros los #venezolanos a nuestro asado negro pero algo es seguro, de que les huele a algo el domingo, ¡les huele!
Más allá de ricos sabores, quedan las anécdotas y risas que resultaron del compartir esos buenos momentos. Más allá de estómagos saciados al máximo, queda la ilusión de volver a ver a esa abuelita que con tanto cariño preparó ese banquete familiar. Más allá de olores, quedan recuerdos. No dejen de seguir poniéndole olores a los domingos. No dejen de compartir con la gente que quieren y nunca, nunca pierdan la esperanza porque Dios siempre nos regalará otro domingo.
José Isabel | Cocinero
Mayo 2020
De acuerdo...adoro los desayunos de domingo...y de sabados tambien !! La "calma" permite disfrutar mejor lo importante en familia...