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El tomate (lo bueno y no tan bueno)

Foto del escritor: José IsabelJosé Isabel

El #tomate es uno de los reyes de la cocina. Rico, fresco, carnoso, sumamente versátil y responsable de unir culturas.



Comencemos por el principio. Les informo que el tomate es una fruta, y ustedes me dirán: ¿una fruta? Botánicamente, sí, pero desde el punto de vista culinario, se considera una verdura.


Los datos más antiguos del tomate, se han encontrado en Perú. De ahí fue llevado a México donde era cultivado y consumido por varias civilizaciones prehispánicas desde el año 500 AC, entre ellos los Aztecas que lo conocían con el nombre de xïctomatl, fruto con ombligo.


Debido a la palabra azteca "tomatl" los conquistadores españoles lo llamaron "tomate".

Existe otra línea de historiadores que sostienen que la palabra original proviene de la lengua náhuatl y significa "fruto hinchado". Lo que sí es una realidad, es que en el mundo se conocen más de 7500 variedades de tomates.


Si bien se originó en la zona andina, luego los Aztecas lo consumieron pero no fue hasta el siglo XVI, cuando los italianos que lo llamaron pomodoro (manzana dorada). A mi modo de ver, desde un principio los italianos le vieron el potencial a este producto mágico.


Como dato curioso, en Europa se consideraba potencialmente venenoso.

Te lo presento en su estado natural.


Los tomates son ricos en licopeno, un potente antioxidante que ayuda a combatir enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la osteoporosis o la diabetes. De igual manera, es laxante, sobre todo si se consume con piel, aunque las semillas y piel pueden irritar estómagos delicados. Además, es eficaz para tratar el estreñimiento dentro de una dieta rica en fibra.


Los tomates firmes o no tan maduros son los más adecuados para ensaladas y los más blandos o maduros, son ideales para salsas.

José Isabel | Cocinero

Julio 2020

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