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Cocinar es un acto de amor

Foto del escritor: José IsabelJosé Isabel

Actualizado: 3 jul 2020

Hace mucho tiempo atrás, escuché una frase que me marcó como cocinero: “…alguien te está diciendo algo a través de su comida…”



Parece una expresión simple pero mientras más analizo y trato de comprender el mundo de la cocina y el de los alimentos en general, me doy cuenta de que esa “simple frase” es una gran verdad. La energía se transmite. Y obviamente, también el amor pero sería un poco simplista de mi parte (con todo el respeto a otros puntos de vista) enfocarme en el solo hecho de cocinar rico.


Me parece mucho más interesante hacer un poco de memoria y recordar LOS MOMENTOS que hicieron que esa comida cobrara valor y tuviera un sentido en algunos casos irrepetibles en nuestras vidas.

A todos nos gusta disfrutar de algo sabroso pero también muchos valoramos la intención y en algunos casos “la valentía” jajajajaja de querer agradarnos con un detalle cocinado por familiares, nuestros hijos o nuestras parejas; nótese que no mencioné en este pequeñísimo recuento ni a las abuelitas ni a nuestras madres por la sencilla razón de que es más fácil ganarse la lotería dos veces sin haberla comprado jajajajaja que la posibilidad remoooota de que algunas de estas dos mujeres antes mencionada cocine mal… No, ellas no, ellas tienen un salvoconducto emitido por la divina providencia que las libra en esta y cinco vidas más de cocinar algo que no quede riquísimo. Quizás su secreto es el amor. Tal vez, si revisamos las recetas en sus cuadernos empolvados, leeremos: una pizca de sal, un diente ajo, media cebolla y taza y media de #amor.


Querer expresar algo con el alimento que sea, es un acto de infinita nobleza, de tiempo y esfuerzo, de cuidado y cariño… Y si no me lo creen, basta solo con observar la dedicación con que una madre le prepara una papilla a su hijo. Como un asador habla con el fuego para darle las instrucciones precisas de cómo quiere la carne o como una novia endulza el café de la mañana de su enamorado en la medida exacta; casi como si contara los granitos de azúcar uno por uno para llegar a la medida justa en que endulce pero que no sea dañino. ¡Eso es amor!


Amor, es lo que siente un hijo que confunde la papa con la yuca (y créanme que existen estos personajes), cuando le hace a su madre enferma una rica sopa de pollo con yuca (en vez de papa)… Lo bonito, lo valioso en esta historia, no son los ingredientes; sino, el cariño con que el hijo preparó esa sopa y ni hablar de las carcajadas de la madre que poco a poco, risa a risa va sintiéndose cada vez mejor al ver lo afortunada que es de tener un hijo que tiene el “don” de confundir una yuca con una papa.


Démosle gracias a Dios por la oportunidad maravillosa de poder a través de los alimentos poder seguir regalando sonrisas. Sigamos creando recuerdos y descubriendo momentos que acompañados de sabores, definitivamente son mejores.


José Isabel | Cocinero

Abril 2020

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